I still find it hard to believe that I'm an author of three books in English and three in Spanish, plus an edited volume I did with my journalism students. I'm a journalist by training with many years as a foreign correspondent in Latin America, but most of my life now is spent as a midwife. No, not that kind. My day job is as editor of ReVista, the Harvard Review of Latin America. I work with authors to make their prose stronger, to help build a bridge between journalism and academia. I also teach journalism at Harvard Extension School, helping my students find their voices. I also am a freshman advisor at Harvard, a Fulbright mentor, and a Columbia Journalism School graduate. So I'm always surprised that I have books myself. I feel about them the way you might feel about four kids: one took many years of my life, investigating the disappearance of the valiant Guatemalan journalist Irma Flaquer; the second was born—first in Spanish—as the result of a Fulbright year in Colombia and my passion for that country; the other was the first in a series of accessible books on Latin American topics. And now, another "accidental" book, a selection of gripping portraits of journalists, ranging from a 22-year-old scriptwriter to a 81-year-old-editor. I've included a little musing here in Spanish for those readers who can read it. June Carolyn Erlick Autora, Desaparecida, Una Gringa en Bogotá y Telenovelas in Pan-Latino Context Escribo porque tengo que escribir. Tengo que escribir porque quiero dar voz a los (a las) sin voz. Tengo que escribir porque con el acto de escribir, preservo la memoria, porque así mi memoria se convierte en memorias, en historia, en algo del pasado para el futuro. Escribo porque tengo que escribir. Desde niña, me gustó escribir. Pero en aquellos tiempos, escribí cuentos y poesía. Pura imaginación. Pero después me di cuenta que la gente tenía muchas historias, historias que nadie estaba contando. Viví en un barrio dominicano en Nueva York. Mis vecinos y vecinas trabajaban en fabricas, en aseo, en trabajos mal pagados y duros. Pronto descubrí que eran gente de clase media, que habián huido de la República Dominicana de la dictadura de Trujillo. Gente invisible para muchos en Nueva York. Así que comencé a escribir historias actuales. Y después en Centro America con las guerras, escribí sobre la vida cotidiana para dar voz a los/las sin voz, para comunicar una guerra sin sentido. Y en Berlin, cuando cayó el muro, el día después encontré con una alemana de Berlin Oriental, una contadora, en una tienda de lujo en Berlin Occidental. Estaba preocupada, dijo ella, por inflación, que la situación ecónomica iba a poner duro. Mientras la mayoría estaban celebrando, esa voz ordinaria me inspiró a examinar otro aspecto de la caída del muro. Y finalmente en Colombia con una beca Fulbright, después de muchos años de ausencia, comencé a escribir historias de gente ordinaria porque tenía miedo que iba a olvidarlas, porque quería preservar sus voces. Escribo porque tengo que escribir. Tengo que escribir porque quiero dar voz a los (a las) sin voz. Tengo que escribir porque con el acto de escribir, preservo la memoria, porque así mi memoria se convierte en memorias, en historia, en algo del pasado para el futuro. Escribo porque tengo que escribir. http://www.beaconbroadside.com/broadside/2010/04/a-gringa-in-bogotá-candidates-and-caballos.html http://centralamericanpolitics.blogspot.com/2010/07/disappeared-journalist-silenced.html http://forum-network.org/partner/harvard-book-store http://www.drclas.harvard.edu/publications/revistaonline
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